miércoles, 2 de marzo de 2011

Toca a dos puntas

Lamela aceptó que “es lindo” que lo quiera un equipo como el Atlético de Madrid pero repitió que su cabeza está puesta en River. ¿Se irá en junio?



J.J. López lo bancó tanto que le dio la 10 de Ortega.


Yo quiero ganar aunque sea un título con esta camiseta y en este club que tanto me dio, y después, si toca una transferencia, se dará”.

El sábado 5 de diciembre, en Santa Fe, Erik Lamela metía su primer gol en River y manifestaba sus intenciones. Ariedo Braida, director deportivo del Milan y presente en la cancha de Colón, quedaba embelezado con el zurdo. El líder del fútbol italiano ofreció 12 millones de euros pero Passarella pedía 20 (como su cláusula de rescisión).

“Es lindo que un equipo como el Atlético se interese en uno, pero hoy yo tengo puesta la cabeza en River y pienso en seguir creciendo acá para consolidarme en Primera. Se verá más adelante”.

Tres meses después, el Atlético de Madrid se metió de lleno en la disputa por esta joyita y el propio Lamela se mostró agradecido aunque con los pies sobre la tierra en una entrevista con el diario Marca. Miguel Angel Gil Marín, máximo directivo del Aleti, es ahora el embelezado.

Conocido desde cuando era un niño de 12 años y lo quiso el Barcelona, con apenas 18 partidos en Primera y tres goles, a dos días de cumplir los 19 y con un crecimiento sostenido, Lamela podría estar empezando y -al mismo tiempo- terminando su carrera profesional en River. O al menos su primera parte... Leyes del mercado y de un país futbolero, el argentino, tan pobre económicamente que se ve acosado por una dualidad incontrastable: la necesidad de vender para acomodar las finanzas contra las ofertas irresistibles (aunque el Kaiser se resiste bastante) con contratos millonarios para cualquier jugador.

Para el Milan sería un nuevo Kaká o Pato. Para el Atlético, un socio o un reemplazante de Agüero. Para River, una esperanza en cada partido.

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